Entre Castañas, Calaveras y Calabazas: Tradiciones para memorar
— Por Pablo M. León
“Recordar a los que amamos, celebrar lo que fuimos, y preguntarnos quiénes queremos ser.”
Cada otoño, cuando las hojas secas crujen bajo los pies y el aire se llena de olor a tierra húmeda, algo en nosotros cambia. Octubre y noviembre no solo anuncian el frío: traen también una temporada especial para muchas culturas del mundo.
Nos invitan a mirar hacia atrás —hacia quienes nos precedieron— y, al mismo tiempo, a celebrar el presente.
En esta entrada, quiero compartir contigo tres formas de vivir este tiempo, tres tradiciones que me han tocado el corazón: una desde mi tierra, Cataluña, otra desde México y una más desde Estados Unidos.
Tres maneras distintas de conectar con lo invisible.
Tres formas de preguntarnos quiénes somos.
1. La Castanyada, catalunya — Mi tierra, mi infancia

Nací en Cataluña, donde cada 1 de noviembre celebramos la Castanyada.
De pequeño, me fascinaba el olor de las castañas asadas en las calles, vendidas en cucuruchos de papel por señoras con delantal y manos curtidas. En casa, mi abuela preparaba panellets (dulces de almendra y piñones) con una receta que aún conservo, mientras el horno convertía boniatos en oro blando y dulce.
Aunque en el colegio ya llegaban disfraces de Halloween, la Castanyada tenía otro tono: más recogido, más familiar, más sereno.
No era solo comer dulces, era recordar a los que ya no estaban.
Mi madre encendía una vela y decía el nombre de su padre.
Yo no entendía del todo… pero lo sentía.
Hoy, entiendo que esta tradición no es solo un ritual antiguo:
es una forma de resistir a la prisa.
De sentarse, encender algo cálido, recordar.
Y en este mundo que corre demasiado, eso también es una forma de rebeldía.
2. Día de Muertos — México y el arte de honrar
Tuve la suerte de visitar Oaxaca hace unos años, justo para el Día de Muertos.
Nada me había preparado para lo que viví allí.
Calles llenas de color, altares en cada esquina, familias enteras pintadas como catrinas, con flores en el pelo y pan de muerto entre las manos. Pero lo más impactante fue sentir que la muerte no era un tabú, sino una invitada de honor.
Las familias cenaban en el cementerio con sus difuntos, les hablaban, les cantaban.
Una señora me dijo:
“Es que la muerte solo asusta cuando no la reconoces. Aquí la abrazamos, y entonces deja de doler tanto.”

México me enseñó que recordar no es quedarse atrás, sino caminar con nuestros muertos al lado.
Que podemos llorar y reír al mismo tiempo.
Y que la memoria también se puede decorar con flores, papel picado y velas.
3. Halloween — Estados Unidos y el poder de imaginar

La tercera tradición la conocí más por películas que por experiencia propia, pero con el tiempo también le he cogido cariño: Halloween.
Aunque a veces se ve como una fiesta “comercial”, tiene un origen antiguo: el Samhain celta, que marcaba el fin del verano y la apertura entre mundos.
Hoy, Halloween se ha convertido en una fiesta de disfraces, niños pidiendo caramelos, calabazas con caras brillantes en los porches.
Y sí: es una fiesta de juego y de máscara.
Pero, pensándolo bien, ¿cuántas veces necesitamos un disfraz para atrevernos a ser otra versión de nosotros mismos?
O para reírnos del miedo.
O para decir: “Esta noche soy otro, y mañana volveré a ser yo”.
En los barrios donde se celebra, Halloween crea comunidad, abre las puertas entre vecinos, entre generaciones.
Y a veces, también entre mundos invisibles.
Tres culturas, un mismo hilo
Aunque diferentes en forma, estas tres celebraciones tienen un fondo común:
- Hablan del ciclo de la vida y la muerte.
- Nos recuerdan que el tiempo no es lineal, sino circular.
- Nos invitan a conectar con los que ya no están, no desde la nostalgia, sino desde el amor.
Y, sobre todo, nos invitan a parar.
A mirar atrás. A escuchar historias.
A compartir lo que somos y lo que fuimos.
31 de Octubre: Tradiciones… y Música con Sentido
Este viaje por las tradiciones del 31 de octubre no está completo sin hablar de otro hecho importante: el mismo día se lanza el nuevo EP “Fingiendo estar de pie (Closure Party Remixes)”, parte del Proyecto Social Pablo M. León.
No es casualidad.
La música, al igual que las tradiciones culturales, nos permite expresar lo que no siempre sabemos decir con palabras.
Este EP nace desde la fragilidad, desde la salud mental, desde el duelo y la esperanza.
Y se suma a un calendario de octubre lleno de acción social, fechas de conciencia, visibilización y creación.
Una imagen, un gesto
Este año, como es tradición, me disfracé.
Aquí la tienes, la imagen que acompaña este artículo.
[Rodea esta parte con la imagen del disfraz que vas a incluir]
Quizás sea solo una máscara, una broma, una excusa para reír.
Pero también puede ser otra cosa: una forma de jugar con el miedo, de decirle que no nos asusta tanto.
O de recordar que incluso detrás del maquillaje, seguimos siendo nosotros.
Y que, a veces, recordar también es vestirse de otros por un rato.
Cada cultura tiene su forma de mirar la muerte y la memoria.
Ninguna es “mejor” que otra.
Y en un mundo tan mezclado como el nuestro, quizás lo más bello sea abrirse a todas.
Este año te invito a lo siguiente:
- Si vives en Cataluña, prueba hacer panellets con tu gente, y compartid historias de los abuelos.
- Si celebras Halloween, abre tu casa, ríe, juega, pero también escucha a quien necesita hablar de lo que le asusta.
- Y si quieres mirar hacia México, monta un pequeño altar. No necesitas mucho: una vela, una foto, una flor, y el nombre de alguien que amaste.
La memoria es un hilo.
Entre culturas, entre personas, entre generaciones.
Y si aprendemos a trenzarlo bien, quizás el mundo no esté tan dividido.
¿Y tú? ¿Cómo vives tú estas fechas?
¿Eres más de castañas, de calaveras o de calabazas?
¿Tienes algún ritual propio que quieras compartir?
Déjame tu historia en los comentarios.
Me encantará leerte.


